Historia Moderna · Personajes Históricos

Catalina de Erauso (La monja alférez)

Algunos me han dicho (y con razón) que me faltan entradas sobre protagonistas femeninas, así que aquí tenemos a una mujer de armas tomar…literalmente: Catalina de Erauso, más conocida como la monja alférez.

A modo de resumen tenemos que decir que en su vida hubo de todo: fue monja, se escapó, viajó a América, fue soldado, mató a su propio hermano…. Toda una odisea.

Para empezar, no se sabe con exactitud cuándo nació ya que en su autobiografía nos dice que fue en 1585 mientras que su partida de bautismo dice que fue en 1592 (ya se sabe la manía de las mujeres de mentir con la edad). Lo que sí sabemos es que fue en San Sebastián, que era hija de un capitán y que, como era “poco agraciada” la internaron junto con otras tres hermanas (se ve que la hornada había salido feílla) en un convento donde era priora su tía (feas sí, pero con enchufe).

Pero Catalina había salido rebelde y, por lo que parece, estaba siempre castigada; el punto culmen llegó cuando tuvo una pelea a puñetazos con otra monja (tuvo que ser todo un espectáculo) de modo que con 15 años decidió escaparse del convento: Se hizo con su hábito ropas de hombre, cogió la llave y simplemente salió.

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Catalina de Erauso

A partir de entonces vestiría siempre como un hombre y se cambió el nombre a Francisco de Loyola –aunque después tendría muchos otros-; Desde San Sebastián fue a Vitoria, Valladolid, Bilbao… (se ve que funcionaba bien el Blablacar de la época) e incluso volvió una vez a San Sebastián y tuvo las narices de ir a misa a su antiguo convento sin que la reconocieran (seguro que se partió de risa al ir a comulgar).

 

Chuleado todo lo chuleable en su San Sebastián –ya se comenzó a meter en broncas y peleas, e incluso llegó a hablar con su padre que la estaba buscando y no la reconoció- fue en barco hasta Sevilla y después a Sanlúcar de Barrameda; una vez comprobado que allí sólo había cerveza Cruzcampo y que hacía más calor que en Donostia, decidió irse a América.

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Recorrido por Sudamérica de Catalina

Llegó a Perú y allí estuvo como tendera –tendero, en realidad-por poco tiempo; se ve que tenía muy mal genio ya que la encarcelaron dos veces por diferentes peleas –en una de ellas cogió una espada y mató a dos hombres-; al final se enroló en el ejército que iba a conquistar Chile. En el ejército demostró lo de “las chicas son guerreras”, ya que destacaba por su valentía, crueldad y también por tener fama de mujeriego (tenía que comportarse como el resto de soldados; de hecho, tuvo muchos problemas con maridos de las mujeres que conquistaba).

 

Por ejemplo, en una batalla cargó ella sola a caballo hacia un grupo de indios que había robado la bandera de su compañía, luchó contra su jefe y reconquistó la bandera, lo que le valió el ascenso a alférez -cargo importante ya que era quien se ocupaba de la bandera-. Durante todo el tiempo, nadie sospechó que era una mujer (o era bueno el disfraz, o el resto de soldados eran poco listos, ya que tenían que dormir y hacer vida siempre juntos)

Sin embargo, siguió con su mal carácter que le llevó a varios encarcelamientos y duelos; en uno de ellos, actuó como padrino de uno de los duelistas y tuvo que luchar contra el padrino adversario. Cuando lo atravesó con la espada mientras moría le dijo que se llamaba Miguel de Erauso, con lo que se dio cuenta de que había matado a su propio hermano.

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La verdadera Catalina
monja alferez
La Catalina del cine (si alguien la confunde con un hombre, tiene un grave problema)

 

 

 

 

 

 

 

 

Al final, una de las veces que estuvo a punto de ser ajusticiada (fue condenada a muerte hasta en cuatro ocasiones), pidió clemencia al obispo Agustín de Carvajal y le tuvo que confesar que era una mujer (la cara del obispo debió ser impresionante). Fue examinada por un conjunto de matronas que afirmaron que era mujer y además virgen (ahí seguro que también se tuvo que llevar una buena sorpresa el monseñor).

Como reveló que había sido monja, la protegieron y enviaron a España donde en seguida se hizo famosa, siendo recibida incluso por el rey Felipe IV quien le dio permiso para vestir como hombre y la apodó como “la monja alférez”; también corrió su fama por Europa, (Telecinco, Antena 3 y Cuatro quisieron hacerle un “Reality Show”) e incluso llegó a tener una audiencia con el papa Urbano VIII.

Aprovechando esta fama, escribió un libro con sus memorias (del que luego Almodóvar cogería ideas para sus películas, quitando las partes de batalla que eso le parecía aburrido).

                                           Bustos de Catalina en San Sebastián y en México

Finalmente, volvió a las Américas con su sueldo de militar y se estableció en México con una compañía de carretas. Para alimentar más la leyenda de su increíble vida, no se sabe ni dónde, ni cómo, ni cuándo murió, ni tampoco dónde está enterrada. Un final increíble para una mujer increíble

2 comentarios sobre “Catalina de Erauso (La monja alférez)

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